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WASHINGTON.-
El gobierno de George W. Bush dió un rescate condicionado a las tres
automotrices gigantes de Detroit. A pesar de recibir u$s 14.000 millones,
Chrysler, General Motors y Ford tienen hasta marzo para presentar un plan
de factibilidad. A pesar de ello, las compañías han dado vacaciones
anticipadas a su personal.
La crisis económica de Estados Unidos no ha dejado sector sin afectar
y el automotor, al igual que el de construcción, es movilizador de
una centena y media de industrias paralelas. Además, siempre fué
el símbolo del poderío tecnológico de la superpotencia.
Ser empleado de una de las grandes automotrices era uno de los puestos más
deseados en el mercado laboral.
El Presidente saliente George W. Bush deseaba llevar a GM, Ford y Chrysler
a una quiebra controlada, pero un contacto con el mandatario
electo Barack Obama hizo que girara el dinero necesario para extender la
situación hasta marzo, cuando ya los demócratas estén
instalados en la Casa Blanca. La alternativa propuesta por los republicanos
hubiera generado cientos de miles de despedidos en plena Navidad y le habría
generado un gran descontento social en el inicio del siguiente mandato.
Chrysler paralizó la producción de sus 30 plantas (22 de las
cuales están en Estados Unidos, 5 en México y 3 en Canadá)
durante un mes, prolongando las vacaciones de fin de año de sus obreros.
Ford, en cambio, suspendió a todo su personal de planta por tres
semanas, en una medida que sería imitada por GM. El exceso de stock
y el freno de la venta de unidades ha generado un problema de encaje financiero
grave en el cual aún no se escuchó la voz de los proveedores.
DICIEMBRE
2008-12-20
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