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Mil
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MP3. El mundo del espectáculo por Natalia Fascetta. |
Micro
Deportes. El otro lado de la actividad física, por María Belén Griecco. |
Tomando
Nota. Repaso de notas de TV Mundus |
QUITO.-
El Presidente de la República de Ecuador, Rafael Correa perdonó
en una carta pública a los editores de El Universo, diario de la derecha
golpista que le endilgaba órdenes que él no había emitido.
Atento a la libertad de mansillar la información que parecen tener
algunos oligopolios periodísticos los llevó a juicio.
El saldo de la Justicia fue favorable al primer mandatario en una pena que
incluía una multa de u$s 40 millones y la prisión de sus dueños
y el columnista que dio la información difamante. Como el saldo político
estaba saldado, el Presidente desistió del cumplimiento de la pena
para los culpables. Explicó su actitud a través de una carta
que reproducimos a continuación:
CARTA A MI PUEBLO, A NUESTRA AMÉRICA Y AL MUNDO.
Ecuatorianas y ecuatorianos, ciudadanas y ciudadanos de América
y del Mundo:Luego de una sentencia histórica en el llamado Caso El
Universo, he creídoconveniente relatar en detalle todo lo que
realmente ha pasado, para que los ciudadanos del mundo y la posteridad entiendan
el por
qué de nuestra lucha y el increíble poder al cual enfrentamos
y derrotamos.
Luego de más de cuatro años de una sistemática campaña
de desprestigio y difamación a un Presidente que jamás se sometió
a poder fáctico alguno, que jamás almorzó como
era costumbre- con los dueños de los medios de comunicación,
que jamás nombró a alguno de ellos o a sus familiares para embajadas,
como era habitual en el pasado, reuní a mis compañeros del buró
político de la Revolución Ciudadana, para informarles mi decisión
personal peroirreversible, de no permitir que se juegue más con mi
honra, con mi familia, ni con lo ocurrido el 30 de Septiembre de 2010, día
tan triste para la historia nacional.
Varios compañeros no estuvieron de acuerdo,reconociendo, como todos,
una prensa cuyo poder es inversamente proporcional a sus escrúpulos.
Les solicité que respetaran mi decisión, y que incluso estaba
dispuesto a separarme del proyecto político si ésta lo afectaba,
porque ante todo era un ser humano, y ya no podía tolerar tanta infamia.
Luego, procedí también a informar de mi decisión al pueblo
ecuatoriano.
Pese a ello, una vez más, de la forma más descarada, Emilio
Palacio, en aquel entonces editor de opinión de Diario
El Universo, el día 6 de febrero de 2011, en su editorial No
a las Mentiras me acusó de ser criminal de lesa humanidad
y de haber ordenado disparar a discreción y sin previo aviso
contra un hospital lleno de civiles. Esto, por respeto a la más
elemental dignidad humana, a los caídos aquel nefasto día, a
la imagen de la Patria, y por respeto a la historia, no lo
podíamos aceptar. Por ello, como ciudadano y bajo mi absoluta responsabilidad
personal, inicié el
correspondiente juicio penal en contra de la nueva y monstruosa infamia, dejando
los aspectos legales en manos de mis abogados,pero señalando desde
el inicio, y también durante todo el proceso, que todo terminaría
si rectificaban su mentira -como lo imponía la ética, la Constitución
en su artículo 66, y la propia Convención Interamericana de
Derechos Humanos, que suscribimos
plenamente y que ellos tan acomodaticiamente invocan, en sus artículos
13 y 14-; y que no íbamos a quedarnos con medio centavo, ya que cualquier
indemnización sería para el proyecto Yasuní-ITT. Todo
ello ha sido largamente ignorado por cierta prensa, cuya manipulación
induce a creer que esta lucha fue motivada por un afán de coartar la
libertad de expresión y de lucro personal.
Nunca quise ese juicio, como ningún otro.
Jamás ha sido nuestra intención meter presoa nadie nosotros
sí pensamos en sus familias, aunque ellos nunca pensaron en las nuestras-,
nunca buscamos quebrar a alguien,apoderarnos del dinero de nadie; lo único
que buscamos desde el inicio, y así lo dijimos en múltiples
ocasiones, es la verdad.
En el juicio, se presentaron más de 150 editoriales injuriosos,
en los cuales hasta se insinuaba que habíamos retirado las balas de
los cadáveres para que, supuestamente, no sesupiera lo que había
pasado el 30S. En el proceso, se demostró que el malqueriente autor
de la mayoría de estas graves mentiras e injurias, en lugar de ser
despedido como en cualquier medio decente, fue por el contrario premiado con
substanciales incrementos de sueldo.
Este ha sido un juicio duro, tenso, extenuante, con acusados que han esgrimido
las más canallescas herramientas; obligando anti éticamente
a sus lectores a recibir exclusivamente información parcializada,sesgada,
acomodada a sus particulares intereses; pretendiendo en centenas de titulares
ganar lo que no lograban en los tribunales. El más claro ejemplo de
la lucha entre el Estado de Opinión contra el Estado de Derecho, la
dictadura mediática versus la verdadera democracia.
Informaron falsamente que se los acusaba del Delito de Desacato -anacrónica
figura penal ya eliminada en nuestro proyecto de Nuevo Código Penal-,
cuando en realidad era un juicio ordinario de acción privada por injurias
calumniosas, de los cuales existen más de 12.000 en nuestro país.
A través de su poder mediático indujeron a creer que se cambiaba
una y otra vez de jueces para favorecernos, para que actuaran jueces que despectivamente
llamaban golondrinas, y lo que nunca dijeron es que todos esos cambios
fueron pedidos por el propio diario El Universo, intentando encontrar a un
juez que se sometiera a sus intereses.
Hubo seis recusaciones para cambio de jueces y tribunales durante el proceso,
todas por parte de diario El Universo, porque a ningún juez lo consideraban
a su medida. Pese a esto, ganamos contundentemente en la primera instancia
ya que la defensa del diario fue, por decir lo menos, deplorable. De hecho,
el abogado de El Universo ni siquiera se presentó, dejando en la indefensión
a su propio cliente.
Luego de la sentencia de primera instancia comenzó un linchamiento
mediático sin precedentes al juez que falló en contra del diario,
a mis abogados, y a todo el que estuviera a favor de nuestra causa.
Mostrando su real malicia y por favor, ¡prohibido olvidar!- intentaron
demostrar que la infamia de Emilio Palacio era verdad, para lo
cual presentaron al país un video perversamente manipulado en el que
supuestamente el 30S yo ordenaba disparar en el pecho a los traidores a la
Patria. Gracias a Dios, teníamos el video original donde se demostraba
que lo que había realmente dicho es que me den a mí un tiro
en el pecho antes de traicionar así a la Patria. Esto sirvió
para
que la ciudadanía abriera los ojos, y nos diera mucho más apoyo
popular.
Cuando se derrumbaron todas sus mentiras, se lograron acercamientos para finalizar
el juicio con la presentación de las debidas disculpas y rectificación.
Incluso enviaron el borrador de una posible excusa, hasta que cayeron en manos
de un siniestro abogado que los llevó a mayor malicia y agresividad,
iniciándose una nueva campaña de deslegitimación del
proceso al asegurar que la
sentencia posteriormente ratificada en todas las instancias- no había
sido elaborada por el juez de la causa, hecho verificado por un
supuesto experto extranjero nombrado y pagado por ellos mismos; es decir,
acusación sin ninguna validez jurídica, pero que la falta de
ética de cierta prensa la tomó como verdad absoluta.
Pese a toda esta arremetida de desprestigio e intimidación, los tres
jueces de segunda instancia en forma contundente nos dieron nuevamente la
razón. En este período empiezan a acudir a la CIDH, donde existe,
por decir lo menos, la inapropiada injerencia de la Relatora para la Libertad
de Expresión, basándose tan solo en versiones de los acusados,
y pretendiendo que hasta sus opiniones debían ser vinculantes para
un Estado soberano.
Posteriormente, y al verse perdidos, ocurre algo seguramente inédito
en la historia del periodismo mundial: El Universo acepta pedir disculpas
es decir, reconoce que mintiópero
¡tratando de imponer
condiciones al injuriado! ¡Inaudito! Si mintió, la ética,
la Constitución y la Convención Interamericana los obligaba
a disculparse y rectificar sin ninguna condición; y si no habían
mentido, ¿por qué entonces disculparse? Una muestra más
de la descarada soberbia del poder
mediático y su desprecio por las leyes y la ética.
Y así vamos a la instancia de casación pedida por los ya sentenciados
en dos instancias previas. El país conoce que trataron por todos los
medios de dilatar el proceso, de impedir que se administre justicia, y que
el día anterior a la fecha original de la audiencia de casación,
muy oportunamente un juez se enferma y, aunque la audiencia podía
instalarse con un conjuez, el mismo día de la audiencia el Presidente
del Tribunal la suspende, siendo evidente que la parte
acusada ya conocía lo que iba a suceder (Su defensa no se presentó).
Cabe indicar que el juez tan oportunamente enfermo declaró que había
sido sujeto de toda clase de presiones por los abogados de diario El Universo,
lo cual es un delito gravísimo, pero que también ha sido largamente
ignorado por la prensa.
Deliberada y claramente, los acusados dilataron el proceso para que llegara
la nueva Corte Nacional de Justicia, y ponerlos en el dilema de darles la
razón o someterse al inmisericorde castigo mediático para hacer
perder legitimidad a un proceso histórico de restructuración
en forma democrática del sistema de justicia ecuatoriano.
Felizmente, los flamantes jueces elegidos por concurso nacional de merecimientos-
no se atemorizaron, y pese a que nuevamente un día antes de la audiencia
la defensa del diario
trató de generar otro incidente, al sorpresivamente presentar graves
denuncias de una jueza que había llevado el caso, denuncias presentadas
no ante el Fiscal sino ante el abogado de los acusados, se realiza la audiencia
en que la defensa de El Universo habla durante más de 12 horas, y,
ya en la madrugada del día siguiente, después de más
de 15 horas de audiencia, por unanimidad
los jueces de la Corte Nacional vuelven a ratificar la sentencia en todas
sus partes.
En este proceso hemos aprendido mucho, sobre todo acerca de hasta dónde
llegan los tentáculos de este poder que se ha creído omnímodo
y por encima de las leyes, poder que antes de nuestro gobierno no necesitaba
mostrarse de cuerpo entero porque bastaban un par de titulares para arredrar
a cualquiera.
Nosotros hemos recibido miles, y no han podido derribar nuestras murallas
de integridad y dignidad.
Con mucha pena vemos el espíritu de cuerpo, incluso de respetable prensa
internacional, publicando versiones de los acusados sin ni siquiera cumplir
con el elemental deber de
contrastar la información. Jamás, hasta ahora, un diario de
América o del mundo ha
pedido la versión del ciudadano Rafael Correa sobre este caso, ¡jamás!,
sólo, repito, han
recogido la versión de los acusados, en un claro atentado a la ética
y profesionalismo
periodístico.
Como una muestra de total prepotencia, el grupo de Diarios de las Américas
especialmente medios colombianosreprodujeron el infamante artículo,
lo cual loconsideramos hasta un favor, porque las y los ciudadanos honestos
de nuestra América pudieron darse cuenta de la razón que nos
asiste, pero demuestra bastante bien la forma de actuar de gran parte del
poder informativo
latinoamericano. El mensaje fue: si la prensa te insulta, agacha la cabeza,
porque si no, te va peor. ¡Esto no va más en Ecuador, y pronto
no irá más en nuestra América!
Se ha hablado de que no se siguió el debido proceso, y probablemente
tienen razón, ya que lo debido hasta hace poco en Ecuador
era que los jueces temblaran y se sometieran a la presión mediática.
Se ha hablado de dictadura, y nuevamente tienen razón, porque en Ecuador
existe un Gobierno con una impresionante legitimidad democrática que
ha tenido que enfrentar la dictadura de los medios de comunicación.
Esta dura pero fructífera lucha, nos permitió también
descubrir las distorsiones del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Cosas realmente intolerables, incluso aberrantes. Por
ejemplo: la sede de la CIDH está en Washington, la presidenta de la
Comisión es una estadounidense, y, sin embargo, Estados Unidos no es
signatario de la Convención.
¿Cómo puede ser posible esto? Por otro lado, la Comisión
tiene ocho Relatorías de Derechos, pero la única con informe
independiente y con presupuesto propio, es la Relatoría de Libertad
de Expresión. Su financiamiento proviene de los Estados Unidos, que
no reconoce la Convención, y de
la Unión Europea, que no es parte del Sistema Interamericano. ¿Es
esto lógico? ¿el derecho de libertad de expresión tiene
supremacía sobre otros derechos, o refleja tan solo la
hegemonía del capital que está detrás de los negocios
dedicados a la comunicación? Como
experto económico, esto ya lo he visto. Por ejemplo, la independencia
de los bancos centrales, que se presentó como avance científico
y civilizatorio, no era otra cosa que formas de garantizar los privilegios
del capital financiero.
Se evidenciaron los grandes sesgos de la CIDH, Comisión que tiene más
bien la característica de una ONG, y no de una institución jurídica.
La legalidad es secundaria. Así, asumen cruzadas reales o imaginarias.
El Estado, las autoridades públicas, siempre son los enemigos. Los
periodistas, los medios, siempre son las víctimas y perseguidos, sin
alcanzar a entender que cualquier poder es capaz de atentar a los Derechos
Humanos,entre ellos el poder informativo.
Los Estados estamos obligados a cumplir lo que firmamos, pero la CIDH pretende
convertir en vinculantes sus declaraciones de principios y hasta sus simples
gustos y opiniones.
¿Que hay que despenalizar la injuria? Con gusto debatamos, pero sin
imposiciones, y podemos condicionarlo a que EEUU elimine la pena de muerte,
ya que molesta bastante la doble moral. Pero no nos engañemos, en realidad
el mensaje es que no se puede enjuiciar a un periodista o a un medio de comunicación.
Otro punto importante, la idea de que los funcionarios públicos tenemos
que aceptar más críticas, mayor escrutinio. ¿Quién
puede estar en contra de algo tan obvio? Pero, ¿significa aquello que
tenemos que aceptar injurias, ataques a nuestra honra?, ¿dónde
establece aquello la Convención? Si lo dijera,sería discriminatorio
y socialmente torpe, porque solo los peores, los que no tienen nada que perder,
vendrían a la función pública.
En definitiva, con su espíritu de ONG la CIDH pretende que los Estados
siempre sean sospechosos, las autoridades públicas tengamos menos derechos
humanos que los demás ciudadanos, y los periodistas y medios no tengan
ni siquiera responsabilidad ulterior, todo lo cual atenta expresamente contra
la Convención Interamericana de Derechos Humanos, que es lo vinculante
para los Estados, y no, repito, las opiniones de la CIDH.
En tiempo récord se ha pedido por parte de la CIDH medidas cautelares,
básicamente la suspensión de la sentencia, la cual, dicho sea
de paso, ni siquiera está notificada. Pues bien, hemos descubierto
que la atribución de solicitar medidas cautelares, no consta en la
Convención, único documento vinculante para los Estados, sino
que se la arrogó la propia CIDH en su reglamento.
Ni las formas se guardaron, pues el texto de la disposición que contiene
las medidas cautelares carece de cualquier motivación; y, lo más
grave de todo, es que las normas internas de la Comisión únicamente
admiten medidas cautelares en el evento de existir daños irreparables,
que obviamente no existen en el caso del Diario El Universo. Es claro que
si no se tratara del más poderoso periódico de Ecuador este
caso hubiera sido uno más de los doce mil cuatrocientos cuarenta y
nueve juicios propuestos por injurias calumniosas que se tramitan en nuestro
país.
Así, esta lucha nos ha permitido evidenciar un inmenso y fundamental
espacio, donde no han estado presentes los Estados, y que ha sido delegado
a funcionarios que claramente han extralimitado y distorsionado sus funciones,
influenciados por países hegemónicos, fundaciones financiadas
por los propios medios de comunicación, y el gran capital detrás
de los negocios de comunicación social.
Es necesario transformar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, y
tengan la seguridad de que lucharemos para que sus organismos protejan auténticamente
los derechos de las y los ciudadanos de nuestra América, sin sucumbir
ante intereses, visiones extrañas a su función y presiones de
cualquier naturaleza.
En fin, conciudadanos, la lucha ha sido durísima pero gracias a Dios,
victoriosa, gratificante y fructífera, y se han cumplido los tres objetivos
que buscábamos, que no eran mandar preso a nadie, ni quitarle medio
centavo a nadie, los tres objetivos básicos que buscábamos:
Primero, demostrar que El Universo mintió y no corrigió su mentira,
atentando ellos sí contra la Constitución, los Derechos Humanos
y la más elemental ética; segundo, evidenciar que los responsables
no son solamente los malquerientes que no tienen nada que perder y se prestan
a cualquier cosa por odio o dinero, sino también los directivos del
medio, y el propio diario a través del cual se instrumentan las infamias;
y, tercero, lograr que los ciudadanos del Ecuador y de toda
nuestra América superen el miedo a esa prensa que actúa de manera
corrupta y abusiva, y que con la ley en la mano defiendan estos ciudadanos
sus derechos. Se demostró que se puede enjuiciar y vencer al abuso
del poder mediático.
Tengo que agradecer a muchas personas: a mis abogados, a mi familia, a mis
amigos, pero, sobre todo, quisiera agradecer el inmenso apoyo de los ciudadanos
no solo de Ecuador, sino de toda nuestra América. Pese a la impresionante
campaña mediática, a la manipulación de la información,
a los intentos de deslegitimación del proceso, los niveles de popularidad
del Gobierno Nacional están más altos que nunca y los niveles
de credibilidad de la prensa más bajos que jamás.
Como en todos los actos de mi vida, pueden tener la certeza que mi comportamiento
ha sido absolutamente ético. Pese a las difamaciones de la prensa nacional
y extranjera, ni siquiera conozco a ninguno de los jueces, a ninguno de los
que participaron en el proceso. Hemos vencido
contundentemente en tres instancias, porque teníamos la verdad, porque
teníamos la razón.
Aunque sé que muchos quieren que no se haga ninguna concesión
a quienes no la merecen, así como tomé la decisión de
iniciar este juicio, he decidido ratificar algo que hace tiempo estaba decidido
en mi corazón y que decidí también con familiares, con
amigos y compañeros cercanos: perdonar a los acusados, concediéndoles
la remisión de las condenas que merecidamente recibieron, incluyendo
a la compañía El Universo. También he decidido que desistiré
de la demanda que propuse en contra de los autores del libro El Gran
Hermano, donde de la forma más infame se afirmó que conocía
de los ilegales contratos de Fabricio Correa, y que la terminación
de los mismos era una simulación para beneficiarlo por medio de los
juicios millonarios que efectivamente puso y que el Estado poco a poco va
ganando. Lo que les faltó decir, es que las empresas fantasmas y las
contrataciones, así como los juicios contra el Estado, fueron y son
asesorados por el Procurador de Diario El Universo. Sin embargo, ya nadie
les cree, y no vale la pena perder el tiempo en personas que ni aquello merecen.
El libro El Gran Hermano es una nueva prueba de la mediocridad
y falta de decencia de cierto periodismo, que desfoga a través de supuestas
investigaciones todo su odio. En su soberbia, no es que les caemos mal porque
somos corruptos, sino que debemos ser corruptos porque les caemos mal.
La prensa corrupta, abusiva ha sido vencida, esa prensa que, ante la derrota
contundente de la derecha y los grupos conservadores, se ha convertido en
un actor político beligerante contra los gobiernos progresistas y que
arremete en forma ilegítima, deshonesta y prepotente contra las
conquistas democráticas de los pueblos.
Hay perdón, pero no olvido. Tenemos que aprender del presente y de
la historia, luchar por una verdadera comunicación social en la cual
los negocios privados sean la excepción y no la regla, donde la libertad
de expresión sea un derecho de todos y no el privilegio de oligarquías
que heredaron una imprenta para ponerla a nombre de empresas fantasmas en
Islas Caimán.
Esperamos que los injuriadores dejen de mostrarse como víctimas, no
les queda bien ese papel, no les cabe ese papel. Que de ahora en adelante
asuman un compromiso con la verdad y la ética profesional.
Las víctimas son aquel joven estudiante Presidente de las Universidades
Particulares del Ecuador, al cual en el año 1986 le prohibieron hasta
la entrada a El Universo, por haber apoyado un proyecto de ley que prohibía
la publicidad de alcohol y tabaco. Las verdaderas víctimas son los
padres que perdieron sus dos hijos por inhalación de gas, y la prensa
los acusó de haberlos asesinado en ritos satánicos, para con
el escándalo vender unos cuántos periódicos más.
Las
víctimas son las centenas de verdaderos periodistas separados de sus
medios por sus posturas y opiniones, o sometidos a la censura previa que todos
sabemos aplican los medios diariamente en función de sus intereses.
Las víctimas son aquellos trabajadores de los diarios amenazados de
perder su trabajo si simpatizan con el Gobierno, con la Revolución
Ciudadana. Las víctimas son todos los ecuatorianos injuriados y ofendidos
por publicaciones perversas de periodistas faltos de ética, muchas
veces guiados tan solo por desafectos personales.
Hoy muy pocos necios se atreven a afirmarque los medios privados de comunicación
no han ejercido una dictadura de la palabra y de la noticia. Eso es parte
de la indignación y de los indignados que recorren el mundo. No obstante,
a los que nos oponemos frontalmente a esta dictadura nos quieren reducir a
simples perseguidores de periodistas y conculcadores de libertades.
Nuestra mejor respuesta son los niños felices, con libros y uniformes
asistiendo a Escuelas del Milenio, los quirófanos para salvar vidas,
las familias con vivienda, las ciudades con carreteras de primer orden, nuestros
discapacitados finalmente atendidos, nuestra nueva Constitución de
la República, ejemplo mundial de garantías de derechos. Nuestra
mejor respuesta es la disminución de la inequidad y la miseria, el
alcanzar la verdadera libertad, que sólo puede estar basada en la verdad
y la justicia.
Jamás permitiremos otra hoguera bárbara, el más cruel
crimen político de la historia del país, impulsado directa y
descaradamente por la prensa de aquel entonces.
Y decimos con Eloy Alfaro Delgado: Nada soy, nada valgo, nada quiero
para mí, todo para vosotros, pueblo que se ha hecho digno de ser libre.
¡Hasta la victoria siempre!
Rafael Correa Delgado
PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR
Quito, 27 de Febrero de 2012.
do
Campo Spada, 2012 (C)
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2012-03-03
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