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Por Raúl Asambloc
BOGOTA.- El Ejército
de Alvaro Uribe propinó un duro golpe a las FARC, a las que aparentemente
ha infiltrado desde hace un tiempo, a la luz de los acontecimientos que
se vienen desarrollando, con las muertes de Marulanda Vélez, Raúl
Reyes e Ivan Ríos. Desde adentro simuló una entrega humanitaria
a una ignota y falsa ONG internacional. Un traidor, que ahora se halla prófugo,
actuó de entregador.
Aproximádamente quince millones de dólares habría gastado
la CIA norteamericana en sobornar y corromper una línea de seguridad
completa que ya estaría muy cerca de Alfonso Cano. Desde muy arriba
de la organización guerrillera, en un operativo sospechosamente limpio
reunieron a quince prisioneros ubicados en tres lugares distintos de la
selva, para subirlos a un helicóptero ruso pintado de blanco, comandado
por comandos entrenados por Estados Unidos pertenecientes al gobierno de
Uribe con camisetas del Che Guevara.
Los catorce liberados no aparentaban el estrepistoso estado de salud que
decían tener en el cautiverio. Incluso Ingrid Betancourt aparentó
muy racional en el abrazo con su madre Yolanda, que todas las mañanas
le hablaba por la radio para darle fuerzas.
El día anterior a la entrega estuvo presente en Colombia el candidato
presidencial norteamericano Jhon Mc Cain, ex soldado en Vietnam. Uribe lo
recibió con todos los honores, al igual que el comandante del ejército
el General Mario Montoya, quien quiere que los dos capturados de las FARC
sean extraditados a EE.UU, para que se pudran en la cárcel.
¿Por qué deberían ser enviados a un país extranjero?
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con mención de la fuente.
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Junio 08-07-04