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ASUNCION.-
Vestido con una camisa guayabera blanca que usaba en sus cercanos tiempos
de Obispo católico volcado a los pobres, y rodeado de una multitud
Fernando Lugo asumió la Presidencia de la República del Paraguay,
acompañado de los jefes de Estado Evo Morales (Bolivia), Hugo Chávez
(Venezuela) y Cristina Fernández (Argentina) entre otros. Se abre
de esta manera una nueva etapa al quebrar la hegemonía del Partido
Colorado, que se mantuvo en el poder durante 61 años.
Su discurso fue profundo y comprometido. Muchas de sus frases dejaron entrever
que estamos ante una gestión que no será tímida. Este
laico da las gracias a su Madre Iglesia Católica dijo, antes
de agregar a una idea fuerza que repitió en tres oportunidades al
mencionar renuncio a un Paraguay en el que algunos no duermen por
miedo, pero otros tampoco duermen, pero por hambre.
Acorde con los nuevos tiempos agregó que las naciones originarias
son los primeros propietarios del futuro de sus recursos naturales. Las
naciones indígenas esperan a la orilla del camino a que alguien las
convoque a recuperar sus tierras. A partir de ahora, estas tierras serán
sagradas en el sentido de la aplicacipon de la ley. Ningún blanco
que comercie humillantemente sus tierras tendrá la impunidad que
tuvo siempre. El delito contra un indígena no tendrá nunca
más impunidad, dando cierre coherente a su acción pastoral
con los desposeídos.
Ya no queremos un soldado que infunda temor, sino que genere confianza,
un soldado hermano que defienda al Paraguay, es determinante de una
parte esencial del poder paraguayo. El Partido Colorado estuvo seis décadas
en el poder gracias a una simbiosis entre los militares y la agrupación
política que con mano de hierro condujo durante cincuenta años
el dictador Alfredo Stroessner.
Con respecto a los efectos de los años del neoliberalismo, agergó
que no dejaremos que nadie muera de hambre. A los jóvenes les
digo que esta mayoría con la que estamos asumiendo es un compromiso
para trabajar. El tema juventud lo redondeó con su idea fuerza
adaptada a ese segmento etáreo: Renuncio a un Paraguay con
jóvenes tristes y asumo en un Paraguay con jóvenes comprometidos
con su destino.
Su pasado y su presente pueden cerrar en la frase no tenemos que seguir
acostumbrándonos a la vergüenza de los rostros de nuestros niños
con hambre. Son los rostros de Puebla, que claman.
Agosto 2008-08-17
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