LONDRES.-
El Primer Ministro británico dijo pomposamente que se acabó
el Consenso de Washington, acuerdo fantasmagórico que sumió
al mundo en el más salvaje de los capitalismos, con millones de marginados,
desposeídos y desplazados. El Presidente de Estados Unidos Barack
Obama dijo que se ha dado un giro impresionante en las orientaciones
comerciales del mundo, y su par brasileño Lula Da Silva redondeó
con la más esperada de las frases, se acabó el neoliberalismo.
El Acuerdo del G-20, firmado por las principales economías del mundo
aparenta marcar un antes y un después.
Lula y la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández, lograron en
forma conjunta sacar la frase que las anteriores administraciones sudamericanas
habían hecho carne: flexibilización laboral, eufemismo
usado para hablar de precariedad de los empleos a merced de los intereses
de los empresarios. Aunque la Organización Internacional del Trabajo
habla de la pérdida de 50 millones de puestos de trabajo, el plan
del G-20 es sostener al menos 20 millones.
La mandataria rioplatense se trae también un éxito conceptual
ya que si bien no se hizo una gran reforma, el Fondo Monetario Internacional
probablemente no vuelva a ser el mismo. Aunque se lo reforzará con
u$s 1,1 billón (aportado proporcionalmente por los socios, entre
ellos la Argentina), el destino de los fondos estarán destinados
a incentivar el comercio internacional, impulsando un crecimiento global
del 4 %, que debería ser suficiente para detener el descenso pronunciado
que se vive. De todas formas, el FMI deberá ser rediscutido en 2011,
cuando la crisis actual supuestamente estaría disminuyendo, aunque
en un primer momento venderá gran parte de sus reservas en oro para
dar ayuda inmediata a los países más pobres en una cifra total
cercana a los u$s 6.000 millones. Por otro lado, le garantizará reservas
a los países soscios, entre los que la Argentina podría llegar
a considerar incrementadas sus reservas en unos u$s 2.500 millones más
de los actuales.
Otro logro importante de Argentina, Brasil y Francia es el control de los
paraisos fiscales y el final del secreto bancario, herramienta utilizada
por los especuladores internacionales, que de esa forma siembran el pánico
en los mercados según su voluntad. En ello deberá jugar un
papel importante el Banco Mundial (BM) y todos los bancos de desarrollo
regionales, entre los que se encuentra el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) que de ahora en más solo deberán aportar a proyectos
productivos, de alto beneficio social y mano de obra. El BM distribuirá
u$s 100.000 millones del paquete total que se inyectará en la economía
mundial. De estos, u$s 50.000 millones deberán ser auditados por
las Naciones Unidas garantizando que lleguen a mejorar las condiciones de
vida.
A diferencia de lo que ocurrió en otras crisis internacionales, se
acordó que las economías no se cerrarán al comercio
internacional porque ello agravaría las actuales consecuencias, aunque
no se cerró la definición respecto a los subsidios que las
potencias dan a sus producciones, fundamentalmente agrícolas.
La actividad financiera, las entidades de calificación y los sueldos
de sus directivos serán vigilados y regulados, ya que se los considera
el centro de las especulaciones que han derivado en las corridas especulativas
de los denominados fondos buitres, quienes primero generan caos
y luego se favorecen con los restos.
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ABRIL 2009-04-02
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