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Nota. Repaso de notas de TV Mundus |
Polémica reflexión de los Obispos
católicos
a días de la Navidad.
BUENOS
AIRES (TV Mundus) Por Andrés Pescara.- Unos días antes de la
Navidad, la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) acostumbra a dar un mensaje
a la sociedad, mas allá de los fieles. Este año, sorpresivamente
los dirigentes máximos de la Iglesia se adelantaron y dieron a conocer
un documento que por momentos genera confusión sobre a quien se dirije
a pocos días de la vigencia definitiva de la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual (LSCA) en la que el oligopolio de ultraderecha Clarín deberá
adecuarse.
A continuación transcribimos la voz oficial de la conducción
católica.
Reflexiones de los obispos al acercarnos a la Navidad
Creemos en Jesucristo, Señor de la historia
Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento
Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también
el de los demás1
El Año de la fe que hemos iniciado nos convoca a renovar nuestra
fe en el Dios vivo y verdadero con una conciencia agradecida por el don recibido.
Desde los orígenes de nuestra nacionalidad la fe cristiana fue transmitida
en el ejercicio de la misión de la Iglesia, en el seno de las familias
y por medio de sus proyecciones en la cultura de nuestro pueblo. Por eso,
damos gracias por la fe de tantos argentinos que, a lo largo de nuestra historia,
han sido testigos del Evangelio y ciudadanos ejemplares.
El centro de la fe cristiana es Jesucristo el Hijo de Dios hecho hombre, nuestro
hermano y nuestro Redentor que nos ha revelado el amor del Padre y nos ha
comunicado el Espíritu Santo, fuente de renovación y de unidad.
Al profesar con alegría y entusiasmo la fe expresamos nuestro deseo
de difundirla y compartirla, de encarnarla en nuestra vida y en todas sus
manifestaciones. Benedicto XVI al invitarnos a celebrar este tiempo de conversión,
de reflexión sincera y de nueva adhesión al Señor nos
ha recordado que la fe no puede quedar recluida en lo íntimo del corazón,
sino que tiene una dimensión pública: requiere ser manifestada
con coherencia en nuestras opciones temporales2.
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos
Invocamos a Jesucristo como Señor de la historia, y reconocemos
que tenemos necesidad de Él, de su luz, de su perdón y de su
gracia, para edificar la comunidad humana en la verdad, la justicia y el amor,
según el plan de Dios. Varias veces, haciéndonos eco de una
convicción ampliamente extendida, hemos afirmado que nos encontramos
sumidos en una profunda crisis moral, que revela que la fe no impregna plenamente
nuestro estilo de vida. Lo manifestamos en la oración que rezamos por
la patria, al decir: Nos sentimos heridos y agobiados.
Esta dolorosa situación se refleja en todos los órdenes de la
vida nacional. Podemos salir de ella mediante la conversión a Dios,
el único Señor, abandonando el pecado y asumiendo el compromiso
de cumplir sus mandamientos: amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con
todas tus fuerzas
Amarás a tu prójimo como a ti mismo3
. Este doble mandamiento del amor inspira el ejercicio de la justicia, que
es la virtud básica de la vida social.
Queremos ser nación
Como señala Benedicto XVI, en este Año será
decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio
insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado4 .
Estas palabras del Santo Padre nos interpelan, especialmente cuando miramos
la vida de nuestra patria. Así como hemos dado gracias por la fecundidad
de la fe en Argentina, también nos sentimos movidos a un examen de
conciencia, a la conversión y a una purificación del corazón.
La patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad. Un regalo que debemos
cuidar y perfeccionar5 . Es esperanzador constatar que, no obstante tantas
dificultades, sigue vivo en el alma de nuestro pueblo el deseo de ser nación
y de construir juntos un proyecto de país.
La fe nos alienta a revisar nuestra vida personal y social a la luz de Jesucristo.
Él es la Verdad que nos hace libres. El encuentro con el Señor
despierta en el corazón del hombre aquellas energías espirituales
y morales que necesitamos para fortalecer nuestro compromiso ciudadano. Aspiramos
a ser una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.
Con todos los discípulos misioneros de Jesús en Argentina ya
estamos transitando los caminos de la nueva evangelización. Como pastores
renovamos nuestro compromiso con el anuncio del Evangelio. Es el principal
servicio que podemos ofrecerle a la sociedad argentina.
Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios, para amar a
todos sin excluir a nadie
El Hijo de Dios, al encarnarse, tomó la condición de servidor6
. En este Año de la fe, Él nos invita a ser plenamente libres,
haciéndonos como Él servidores los unos de los otros, superando
tanto el egoísmo, como actitudes meramente partidistas.
Todos los habitantes de nuestra patria necesitan sentirse respaldados por
una dirigencia que no piense solo en sus propios intereses, sino que se preocupe
prioritariamente por el bien común. La felicidad está
más en dar que en recibir7 .
Recordamos, una vez más, que este servicio al bien común requiere
una dedicación generosa a promover la dignidad de nuestros hermanos
más pobres en su vida personal y familiar, para que sean protagonistas
de su propio desarrollo integral. La educación y el trabajo siguen
siendo los instrumentos que les permiten a las personas y a las comunidades
ser artífices de su propio destino.
Los obispos argentinos, reunidos en nuestra 104 Asamblea Plenaria, hemos repasado
con honda preocupación algunos síntomas de la persistencia de
esta crisis moral y cultural. Compartimos algunos de ellos:
1. La dignidad de la vida desde la concepción hasta su término
natural es la base de todos los derechos humanos. Reiteramos, una vez más,
que el ordenamiento jurídico debe respetar el derecho a la vida.
2. La familia, fundada sobre el matrimonio entre varón y mujer, es
un valor arraigado en nuestro pueblo. Anterior al Estado, es la base de toda
la sociedad y nada puede reemplazarla. Vemos con preocupación una corriente
cultural y un conjunto de iniciativas legislativas que parecen soslayar su
importancia o dañar su identidad.
3. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus
hijos. Tienen el derecho de que el sistema educativo no les imponga contenidos
contrarios a sus convicciones morales y religiosas. Deseamos que toda la sociedad
tome una mayor conciencia de la necesidad de mejorar el sistema educativo,
de modo tal, que los más pobres sean sus principales beneficiarios.
La necesaria preparación para la vida cívica de niños
y jóvenes debe excluir la politización prematura y partidista
de los alumnos.
4. Constatamos una angustia generalizada en nuestro pueblo por la vida de
los jóvenes. Es enorme la cantidad de ellos que no estudian ni trabajan:
ésta es una de las hipotecas sociales más desafiante para los
argentinos.
5. La droga se extiende por el crecimiento del crimen del narcotráfico
y la red de complicidades que lo sustentan. Pensamos que ésta es una
de las causas principales de la proliferación del delito y de la consiguiente
inseguridad.
6. A casi treinta años de la democracia, los argentinos corremos el
peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables. Se extiende el
temor a que se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que
inhiban la libre expresión y la participación de todos en la
vida cívica.
Concédenos la sabiduría del diálogo
Toda sociedad tiene conflictos. La democracia, tal como lo refleja la
doctrina social de la Iglesia, no se construye agudizándolos, sino
concretando los ideales de una verdadera amistad social.
Algunas sombras nos han perseguido a lo largo de nuestra historia, que en
distintos momentos han acentuado su intensidad e impedido una vigencia más
plena del orden democrático. Una es el excesivo caudillismo, que atenta
contra el desarrollo armónico de las instituciones, acentúa
su deterioro y menoscaba la autonomía de cada uno de los poderes del
estado, tanto en el orden nacional como provincial. Esto es particularmente
delicado cuando se trata de la independencia del Poder Judicial.
Otra sombra es la oposición entre las visiones unitaria y federal de
la nación, la cual se extendió fuertemente en los albores de
nuestra patria, e intermitentemente se manifiesta en distintos momentos de
la historia. Cuando en nuestra oración por la patria decimos que queremos
ser nación expresamos un anhelo claramente manifiesto en nuestra Constitución.
Queremos ser una nación basada efectivamente en un sistema republicano,
representativo y federal.
Llegando la Navidad los argentinos debemos recordarnos la deuda pendiente
de nuestra reconciliación. Se hace cada vez más necesario generar
contextos de encuentro, de diálogo, de comunión fraterna que
nos permitan reconocernos y tratarnos como hermanos, aborre-ciendo el odio
y construyendo la paz.
El niño que María recuesta en el pesebre es el Señor
de la historia. A Él volvemos a dirigirle nuestra plegaria: Jesucristo,
Señor de la historia, te necesitamos
A la Virgen María,
Nuestra Señora de Luján, le confiamos nuestras inquietudes y
ponemos en sus manos nuestras esperanzas.
104ª Asamblea Plenaria
Año de la Fe. Adviento 2012
_________________
1. Flp 2,2.4
2. Benedicto XVI, Porta fidei 10
3. Mc 12,30-31
4. Benedicto XVI, Porta fidei 13
5. Cf. CEA, Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad 11
6. Cf. Flp 2,7
7.Hch 20,35
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DICIEMBRE 2012-12-02
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