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CARACAS.-
El Presidente argentino Néstor Kirchner y su par brasileño
Luis Ignacio Lula da Silva fueron las estrellas de la cumbre del G-15 que
tuvo su sede en territorio de Hugo Chávez. La oposición antidemocrática,
apoyada por grupos "civiles" extranjeros (fundamentalmente de
Estados Unidos y España) generó disturbios para molestar al
Presidente de ese país. El acuerdo argentino-brasileño para
encarar las negociaciones de la deuda en forma conjunta fue el verdadero
golpe de efecto.
La unión de una política común para negociar la deuda
externa y encarar frentes comunes para los acreedores externos, fueron los
principales ejes en los que se basaron los tres encuentros a solas entre
los tres Presidentes mas importantes de América Latina en la actualidad.
Chávez, Lula y Kirchner, mostraron una fuerte afinidad personal,
que asociado al poco respeto que le tiene al protocolo duro, hizo que los
encuentros se prolongaran siempre más de lo programado por las delegaciones.
El palacio Miraflores estaba centrado en la entente de los jefes de Estado
democráticos mas progresistas del último medio siglo.
En privado, Lula habría aclarado una posición que tanto molestó
en su momento a Kirchner, que fue cuando este último logró
un acuerdo con el FMI en función de un 3 % de superavit del PBI.
El brasileño no hizo pública su felicitación porque
él solo había logrado el 4,5 % y eso lo habría descolocado
ante su propia opinión pública. Esto es el primer paso para
una nueva política externa, donde el crucial tema de la deuda se
replanteará sabiendo que ambos países son dos de los mas grandes
deudores en la actualidad.
Febrero 2004-03-02 ©