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SANTIAGO.- La crisis política tiene rasgos definitivos en Santiago
del Estero. Desde el doble crimen de La Dársena en la que dos mujeres
perdieron la vida en medio de una fiesta "negra" de jóvenes,
en su mayoría hijos de los dueños del poder provincial. Ante
la presión de la opinión pública, el matrimonio Juárez
(al control del estado) dejó caer en desgracia a su principal agente
de seguridad. A partir de allí el devenir de traiciones podría
terminar con uno de los últimos feudos de nepotismo del interior
de la República Argentina.
Cuando no pudieron sostener las presiones, los Juárez soltaron la
mano de Muza Azar, su encargado de seguridad durante años. En el
zoológico privado de este encontraron restos humanos de las dos víctimas
fatales. Desde ese momento, con el ex hombre fuerte detenido, se emitió
una orden de detención en contra de su hijo. Desde allí comenzó
un imparable mecanismo de delaciones que ha puesto en vilo la continuidad
de las actuales autoridades.
El comisario Azar, caído en desgracia, dijo que los Juárez,
que con Nina como gobernadora ha mantenido la continuidad del control del
Poder Ejecutivo fueron instigadores de la entrega de militantes peronistas
disidentes a los militares durante la represión y de haber intentado
asesinar a dirigentes de la oposición.
Nina Juárez, con un look español, dijo que solamente renunciará
si se lo pide el Presidente de la Nación Néstor Kirchner,
ante quien ha querido presentarse sin suerte su esposo. Eduardo Duhalde,
dirigente de mas peso en el Justicialismo, tampoco quiso atenderlo ante
la decadencia en la que se encuentran. Los tiempos judiciales empiezan a
ser implacables ante una de las últimas familias de un modelo que
durante décadas manejaban provincias como feudos propios. El avance
de la práctica democrática ha presionado para la libertad
de expresión, lo que redunda en imágenes de disidencia inimaginadas.
Febrero 2004-02-29 ©