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BUENOS
AIRES.- En la madrugada del 31 de diciembre, mientras comenzaba la actuación
del grupo Callejeros en el boliche bailable Rock Mañón, una
bengala lanzada en el interior del local provocó un incendio de grandes
dimensiones. Los materiales inflamables, mas una superpoblación de
público (aparentemente había 6 mil personas en un lugar habilitado
para 4 mil) provocaron una salida en bandada en medio de la oscuridad con
puertas cerradas. Una verdadera trampa mortal que le costó la vida
a 170 personas. Es la mayor tragedia pública en la Argentina.
A las cinco de la mañana, en el Centro de Gestión y Participación
de la calle Junín al 500, las autoridades del Gobierno de la Ciudad
daban la lista de muertos identificados. Muchos son irreconocibles como
consecuencia de las quemaduras y golpes recibidos a consecuencia del pánico
generado.
El rescate se hizo difícil ya que un inmediato corte en las instalaciones
eléctricas dejaron a oscuras a las personas que intentaban salir
en forma desesperada. Algunos bomberos, incluso, sufrieron principios de
asfixia en su intento de salvar a la mayor cantidad de gente posible. En
las primeras horas, la Plaza de Miserere, en el Once, parecía un
lugar bombardeado, con personas muertas y chamuscadas desparramadas por
las veredas lindantes a la bailanta.
Se hizo presente en forma inmediata el Ministro del Interior Alberto Fernández,
responsable de la Policía Federal, que llevó adelante el operativo
de rescate.
Diciembre 2004-12-31 ©