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2000-2008
BUENOS
AIRES.- La Central de Trabajadores de Argentina (CTA), conducida por Hugo
Yasky, podría tomar distancia del gobierno de Cristina Fernández,
ya que ella no toma medidas tendientes al otorgamiento de la personería
jurídica de esta confederación de sindicatos no agrupados
en la CGT. La reunión con los gordos de la otra central
en la Casa Rosada colmó el vaso de las expectativas positivas que
tenían.
El educador Yasky considera que hay que pasar a la acción, ya que
desde la Presidenta no llegan las señales esperadas para convalidar
que exista otra agrupación nacional de sindicatos, considerados de
base y con estructuras aparentemente más democráticas, ya
que la democracia interna o la inclusión de los desocupados es su
principal distingo. En la Confederación General del Trabajo (CGT)
que conduce el camionero Hugo Moyano, por ejemplo, no tienen lugar las organizaciones
sociales (ONGs o piqueteras) surgidas al calor del desbarranco de las políticas
neoliberales de los 90. Cuando esta última creyó que Cristina
Fernández les iba a dar lugar a los otros, los viejos
sindicalistas amagaron complicar la tarea gubernamental, para lo cual intervino
el ex Presidente Néstor Kirchner, quien armó la reunión
en la Casa de Gobierno. Eso fue mal interpretados por los sectores de la
CTA.
En la sede de la calle Independencia (CTA) creen que Fernández pateará
el balón hacia adelante como lo hizo su marido, por lo que la oportunidad
estaría perdida. Durante muchas décadas, los sindicatos únicos
por gremio y en su defecto una sola CGT era considerada una
señal de fortaleza de las luchas obreras, pero el arreglismo
y patoterismo del sindicalismo tradicional generó la
presión necesaria hacia el nacimiento de un nuevo tipo de sindicalismo.
Febrero 2008-02-02
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