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martes, 23 de septiembre de 2008
"Señores
jefes y jefas de Estado, jefes y jefas de Delegación; señor
presidente de esta Asamblea: en mi carácter de primera mandataria
mujer electa en la historia de mi país, me dirijo a esta Honorable
Asamblea abordando como primer tema de mi intervención la cuestión
de los derechos humanos.
Saben ustedes que para mi país la política de respeto irrestricto
y vigencia de los derechos humanos es una de las políticas de Estado.
Precisamente en este marco es que quiero instar a los miembros de esta Asamblea
para que el Tratado sobre la desaparición forzosa de personas, que
fuera impulsado fervientemente por mi país y que me tocó signar,
como Primera Dama de la República Argentina, en París el año
pasado junto a otras 73 delegaciones, sea ratificado por la totalidad de
los países que lo han signado. Hasta ahora solamente lo hemos ratificado
4 países: Argentina, Albania, México y Honduras. Sé
que está a punto de hacerlo la República de Francia pero es
imprescindible que todos nos comprometamos fuertemente en que las personas
y su inviolabilidad sean definitivamente uno de los principios liminares
en la gestión de todos los Estados.
En este sentido también quiero presentar hoy frente a ustedes la
iniciativa latinoamericana para identificación de desaparecidos.
Quiero comentarles que con la Fundación Guatemalteca de Antropología
Forense, el Equipo Argentino de Antropología Forense y el Equipo
Peruano de Antropología Forense, estamos impulsando esta iniciativa
que es la de instalar bancos de identidad genética para precisamente
dar cuenta de las violaciones a los Derechos Humanos y poder identificar
adecuadamente a las víctimas.
Para nosotros el testimonio invalorable de mujeres que nos acompañan
hoy en esta Asamblea, las Abuelas de Plaza de Mayo, que fueron las que idearon
la constitución de este banco genético, han recuperado, arrebatados
al olvido y a la desaparición, a 95 nietos de los 500 desaparecidos,
hijos de detenidos políticos desaparecidos durante la última
dictadura argentina.
La labor de estas mujeres es el testimonio viviente de cómo se puede
aún en la adversidad y contra todo lo que ha significado el terrorismo
de Estado, no solamente en mi país sino en otras repúblicas,
sobreponerse a la muerte y luchar por la vida. La recuperación de
estos chicos atestigua la posibilidad y la necesidad de apoyar este tipo
de iniciativas, así como también la labor que se ha cumplido
precisamente en la identificación de las víctimas de la guerra
de los Balcanes y también de las víctimas del atentado del
11 de septiembre al World Trade Center.
En esta lucha contra la impunidad, que es una política de Estado
en la República Argentina, no podemos dejar de mencionar una cuestión
que para nosotros constituye, sin lugar a dudas, otro hito en esta lucha
inclaudicable. Mi país, la República Argentina sufrió
durante los años ´92 y ´94 dos atentados, uno la voladura
de la Embajada de Israel en 1992 y el segundo la voladura de la AMIA. En
esta misma Asamblea el año pasado el ex presidente Kirchner solicitó
a la INTERPOL que ratificara los pedidos de captura que la Justicia de mi
país había formulado sobre ciudadanos iraníes acusados
por la Justicia de participar en aquel hecho, el de la AMIA. Días
después fue ratificada por la INTERPOL y fue liberada precisamente
la orden de captura internacional. Yo pido aquí, a la República
Islámica de Irán que por favor, en cumplimiento de normas
del derecho internacional, acceda a que la Justicia argentina pueda juzgar
en juicios públicos, transparentes y con las garantías que
da un sistema democrático, a aquellos ciudadanos que han sido acusados.
Quiero dar aquí, en el seno de esta Asamblea que agrupa a todos los
países, con la convicción que siempre he tenido por el respeto
a la inocencia hasta que no sea condenado alguien por juez competente y
sentencia firme, de que en mi país esos ciudadanos tendrán
un juicio justo, público y oral con todas las garantías que
el ordenamiento vigente de la República Argentina y también
el contralor de la comunidad internacional, inevitable y muy bueno además
por la gravedad de los hechos, garantizan a la República Islámica
de Irán que va a haber equidad, justicia y verdad en el juicio.
Por eso en cumplimiento del derecho internacional y esencialmente porque
actitudes para poder acceder a la Justicia son las que verdaderamente testimonian
nuestro respeto por la verdad, por la justicia y por las libertades, es
que insto una vez más a acatar este pedido de la Justicia argentina,
que fuera además aceptado por INTERPOL y que sin lugar a dudas contribuirá
a dar verdad para todos, no solamente para los argentinos sino para toda
la comunidad internacional, en tiempos donde la verdad y la justicia resultan
valores esquivos en materia internacional.
Quiero también en este ámbito, y tal cual lo venimos haciendo
desde el año 2003, formular un reclamo para la reformulación
de los organismos multilaterales, este que nos comprende a todos, Naciones
Unidas, y también los organismos multilaterales de crédito.
Este, el que nos comprende a todos, que es necesario para poder volver a
reconstruir una multilateralidad que se ha perdido y que ha tornado al mundo
mucho más inseguro. Reformular este organismo ya no es una cuestión
únicamente de posiciones dogmáticas frente al mundo sino de
necesidad concreta y real que todos los estados tenemos para poderle dar
funcionalidad, operatividad y esencialmente resultados a las intervenciones
que realice este organismo.
En este sentido quiero rescatar humildemente de nuestra región, la
América del Sur, que hemos podido dar testimonio en este último
tiempo de cómo se reconstruye una multilateralidad a pesar de las
diferencias de enfoque y de visión que podemos tener los distintos
gobiernos de la región. Desde aquí diviso al señor
presidente de la hermana República de Bolivia, Evo Morales, presidente
legítimo de la República de Bolivia. Quiero decir que hace
unos días estuvimos la UNASUR, que es una entidad que agrupa a las
naciones de la América del Sur, apoyando la legitimidad democrática
de ese país, en un ejercicio de multilateralidad concreta donde jefes
y jefas de Estado, que no siempre tenemos la misma visión ni los
mismos intereses a la hora de tomar decisiones, pudimos construir por unanimidad
una resolución y un curso de acción que ayudara precisamente
a la hermana República de Bolivia azotada por quienes no respetan
esencialmente la voluntad democrática de los pueblos expresada libre
y sin proscripciones en las urnas.
No fue la única experiencia de multilateralidad que hemos tenido,
también antes el Grupo de Río en República Dominicana,
cuando se produce el episodio entre la hermana República de Ecuador
y la hermana República de Colombia, también intervinimos los
distintos jefes y jefas de Estado y logramos encauzar una conflictividad
que en otro momento hubiera derivado, a la luz de las experiencias históricas,
seguramente en un hecho armado entre dos naciones hermanas.
Quiero decir con esto entonces que el ejercicio de la multilateralidad no
es para nosotros un discurso de ocasión, es una profunda convicción
y además es una construcción política concreta y objetiva
que tiene resultados allí, en lo que normalmente se denomina las
regiones emergentes, que somos capaces de dar ejemplos de construcción
multilateral para la superación de los conflictos.
La otra reforma que siempre hemos impulsado es la de los organismos multilaterales
de crédito, pero fundamentalmente la de un modelo económico
que centró en la economía de ficción y en el mundo
de las finanzas el centro de la generación de riqueza. Los días
que corren testimonian que aquellas cuestiones, aquellas posiciones, no
eran producto de un sesgo ideológico o de cerrados dogmas, sino
de la observación puntual y objetiva sobre las cosas que estaban
sucediendo.
Hoy ya no pueden hablar del efecto caipirinha o del efecto tequila, del
efecto arroz, o del efecto que siempre denotaba que la crisis venía
de los países emergentes hacia el centro. Hoy, si tuviéramos
que ponerle un nombre, deberíamos decir tal vez el efecto jazz, el
efecto que va desde el centro de la primera economía del mundo y
se expande hacia todo el mundo. No nos pone contentos ni alegres esta situación,
por el contrario, la consideramos también una oportunidad histórica
para poder revisar comportamientos y políticas, porque se nos dijo
a los países de la región de la América del Sur, durante
la vigencia del Consenso de Washington, que el mercado todo lo solucionaba,
que el Estado no era necesario, que el intervencionismo estatal era nostalgias
de grupos que no habían comprendido cómo había evolucionado
la economía. Sin embargo, señoras y señores jefes de
Estado, y jefes y jefas de delegación, se produce la intervención
estatal más formidable de la que se tenga memoria precisamente desde
el lugar donde nos habían dicho que el Estado no era necesario, en
el marco además de un fenomenal déficit fiscal y comercial.
Mi país, la República Argentina, que de seguir creciendo a
las tasas que lo ha venido haciendo desde el año 2003, este año
cumpliría el ciclo de crecimiento económico más importante
de sus casi 200 años de historia, ha sostenido siempre la necesidad
de la presencia de un Estado, fundamentalmente porque el mercado no asigna
recursos a los sectores más vulnerables y porque concebimos al Estado
como un articulador entre los intereses de la sociedad y, precisamente,
los intereses del mercado.
Desde el año 2003 una Argentina que estaba endeudada en el 160 por
ciento de su PBI hoy ha reducido su deuda a casi el 50 por ciento del PBI;
hemos pagado íntegramente la deuda al Fondo Monetario Internacional;
he anunciado hace aproximadamente 15 días que vamos a saldar definitivamente
la deuda con el Club de París, con quien sosteníamos esta
deuda con fecha de corte desde el 10 de diciembre de 1983, el mismo año
que asumió el primer presidente democrático luego de la dictadura.
Y ayer aquí en Nueva York, en el Consejo de Relaciones Exteriores,
he anunciado que la Argentina ha recibido una propuesta de tres importantísimos
bancos que representan a tenedores de bonos que no ingresaron al canje del
año 2005, y que además proponen hacerlo en condiciones más
favorables para mi país, la Argentina, que aquel canje.
No solamente creemos que entonces ha sido correcta la estrategia, sino que
esencialmente se hace imprescindible la revisación por parte de todos
nosotros, con mucho ejercicio de humildad intelectual, de lo que está
pasando fundamentalmente hoy en los mercados, y cuáles son las soluciones
para superar esta situación. Contamos con una gran ventaja, con la
que no contamos los países emergentes, no va a venir ninguna calificadora
de riesgos, tampoco va a venir el Fondo Monetario Internacional a decir
lo que tiene que hacer este gran país que ha crecido históricamente
a raíz de la economía real, y que realmente hoy tiene problemas
a partir de una economía de casino o de ficción, donde se
ha creído que el capitalismo solamente puede producir dinero. Yo
siempre digo que el capitalismo, señoras y señores, ha sido
imaginado para ganar dinero, pero a partir de la producción de bienes,
de servicios y de conocimientos, el dinero solo no produce más dinero,
necesariamente tiene que pasar por el circuito de la producción,
del trabajo, del conocimiento, de los servicios, de los bienes, para que
entonces en un círculo virtuoso pueda además generar bienestar
a toda la sociedad.
Finalmente, señoras y señores, quiero hacer mención
a una cuestión que atañe no sólo a mi país,
más allá de su ubicación puntual geográfica,
sino que atañe a esta Asamblea y también a la necesidad de
encarar el siglo XXI sin enclaves coloniales. Me refiero puntualmente a
la cuestión de nuestras Islas Malvinas, donde a pesar de las resoluciones
de este honorable cuerpo, donde a pesar de todas las instancias que se han
tomado en este ámbito para que el Reino Unido acceda, en virtud de
lo que dispone el artículo 33 de la Carta Orgánica de las
Naciones Unidas, a negociar en paz entre las partes, se niega terminantemente
a abordar con la República Argentina la discusión sobre el
tema Islas Malvinas. Yo creo señoras y señores que quien integra
el Consejo de Seguridad, quien es una de las principales naciones del mundo
en la defensa de la libertad, de los derechos humanos y de la democracia,
debe dar testimonio concreto de que no solamente es un discurso sino que
está convencido de que es necesario terminar con esta vergüenza
que significa, en pleno siglo XXI, un enclave colonial. Yo quiero pedir
una vez más, como lo han hecho los distintos presidentes que me precedieron,
porque Malvinas es para los argentinos también una política
de Estado, la colaboración, como siempre lo ha hecho este honorable
cuerpo, para instar una vez más al Reino Unido a que acceda a cumplir
con las normativas del derecho internacional y esencialmente a dar testimonio
de que en serio se quiere construir un mundo y una ciudadanía diferente.
Finalmente quiero dirigirme a todos los hombres y mujeres que tienen responsabilidades
institucionales gubernamentales, en cualquiera de los poderes del Estado
de sus respectivos países, para abogar una vez más por la
transformación de una política a nivel internacional que tenga
en esta casa su expresión más cabal. La reforma de los instrumentos
que solicitamos no es solamente una cuestión de maquillaje o de fórmulas
y cambios apenas para disimular que todo siga igual, la situación
actual, la complejidad del mundo que viene en materia de alimentos, en materia
de energía, exige por parte de todos revisar comportamientos, revisar
paradigmas y aceptar con humildad que es necesario construir un mundo diferente
al que hemos tenido hasta ahora, donde el respeto a los derechos humanos,
a la voluntad de los pueblos, el respeto a los que son diferentes, a los
que no piensan igual que nosotros o que rezan a otro Dios, no solamente
es un catalogo de buenas intenciones en la carta de Naciones Unidas sino
una realidad que puede comenzar a vivirse un poco más todos los días.
Muchas gracias y muy buenos días."
Transcripción de la Oficina de Prensa del Poder Ejecutivo de la República
Argentina