BUENOS
AIRES.- El 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas tomaron el poder por
la fuerza en la Argentina. Durante siete años instauraron una dictadura
que le costó la vida a 5 mil personas, otros 30 mil desaparecidos,
500 niños robados, el patrimonio nacional y cultural destruido por
varias generaciones. Con el apoyo de la Sociedad Rural Argentina y las otras
organizaciones terratenientes, la Unión Industrial, las clases altas
y el Gobierno de Estados Unidos provocaron un daño como nunca antes
el país había visto.
Cuando se había cumplido un año, uno de los mejores periodistas
del país, Rodolfo Walsh, quien se había escondido en un casa
del Tigre se expuso a ser secuestrado y asesinado en plena calle mientras
repartía copias mimeografiadas de la siguiente carta. Durante el
76, había fundado un órgano de resistencia que consistía
en una agencia de contra información llamada ANCLA (Agencia de Noticias
Clandestina). Como periodistas, la redacción de TV Mundus creemos
que es el mejor referente que podemos tener para que desde sus palabras
demuestre que mas allá de su asesinato en la esquina de San Juan
y Entre Ríos, en plena Ciudad de Buenos Aires, para nosotros sigue
vivo.
Hoy, escribe Rodolfo Walsh.
CARTA ABIERTA DE RODOLFO WALSH
A LA JUNTA MILITAR
1.
La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento
de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida
de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos
que me obligan a esta forma de expresión clandestina después
de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta
años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la
acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo
que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores
son crímenes y lo que omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban
parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política
represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas
para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron
no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad
de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes
continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse
en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones
de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como
expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado
posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses
de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas,
explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante
sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo
los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más
profundo que ha conocido la sociedad argentina.
2. Quince
mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles
de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales
guarniciones del país virtuales campos de concentración donde
no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional.
El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la
investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en
secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin
juicio.1
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados
negativamente este último año. En otros miles de casos de
desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce
de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo
después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a
su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el
tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al
juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún
en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta
de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en
que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras
de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos
de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento
en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios
junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones
contemporáneas.2
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a
la guerrilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a
la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin
original de obtener información se extravía en las mentes
perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia
humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el
verdugo, que ustedes mismos han perdido.
3. La
negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo
la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares
descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates
e imaginarias tentativas de fuga.
Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a
diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto
que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción
internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya
el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha
inmediata a las acciones guerrilleras.
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a
la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado
en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió
a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó
la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300
supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su
mando no tuvieron muertos.
Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de
justicia,incapaces de influir en la política que dicta los hechos
por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales,
intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples
sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según
la doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que usaron
los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.
El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo
una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año
atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 ó 15 heridos,
proporción desconocida en los más encarnizados conflictos.
Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico
de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre
de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales
tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos.3
Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas
de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien
lo crea sino a prevenir a la guerrilla y Ios partidos de que aún
los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias
de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los
combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento.
Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez,
jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el
asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después
con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas
aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor.4
El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de
enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer
Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela
que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino
la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores,
discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe
de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.
4. Entre
mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después
que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que
en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países,
por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas.5
Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en
las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento
de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada,
fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo
el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, "con
lastimaduras en la región anal y fracturas visibles" según
su autopsia.
Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino
que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría
donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no
la publicaron.6
Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril
de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján
el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron
30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.
En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas
herederas de las 3 A de López Rega, capaces de atravesar la mayor
guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de
muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde
los transportes de la Primera Brigada Aérea 7, sin que se enteren
el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3 A son
hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza
entre "violencias de distintos signos" ni el árbitro justo
entre "dos terrorismos", sino la fuente misma del terror que ha
perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte.8
La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos
Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general
Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez
Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad
de procesos democráticos en Chile, Bolivia y Uruguay.9
La segura participación en esos crímenes del Departamento
de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales
becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei
y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener
Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras
revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no
han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y
de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez,
en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó
a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre
de las 3 Armas.
Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas
como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde
hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina,
o del periodista de "Prensa Libre" Horacio Novillo apuñalado
y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones
del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.
A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición
de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos
no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá
del bien y del mal".10
5. Estos
hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo
los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las
peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la
política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo
la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que
castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.
En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores
al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%,
elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para
pagar la canasta familiar11, resucitando así formas de trabajo forzado
que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.
Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas
de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva,
prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando
la desocupación al récord del 9%12 prometiendo aumentarla
con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción
a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido
protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros
de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.13
Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer
año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el
de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente
en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad
infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las
Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta
la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan.
Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto
de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares,
suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos,
profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el
terror, los bajos sueldos o la "racionalización".
Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez
con que semejante política la convirtió en una villa miseria
de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin
agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subterráneas,
millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo
pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo , el río
más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios
del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales,
y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir
a la gente que se bañe.
Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen
llamar "el país", han sido ustedes más afortunados.
Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que
alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del
400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó
al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también
marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la
cruda inepcia.
Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian
hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma.
Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las
exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977,
cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil
en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero
industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto
se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%,
prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino
de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina
donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido
sube más rápido que el dólar.
6. Dictada
por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica
indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política
económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a
la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora
y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT,
la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están
ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros
de su gabinete.
Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976
define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida
por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural
expuesto por su presidente Celedonio Pereda: "Llena de asombro que
ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los
alimentos deben ser baratos".14
El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido
posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento,
donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital
sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación
en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula
el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que
venía a acabar con el "festín de los corruptos".
Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional
en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se
premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio
se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles
aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación
en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes
son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están
los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es
la ideología que amenaza al ser nacional.
Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.
Rodolfo
Walsh. - C.I. 2845022
Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.