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Disturbios en Venezuela.

CARACAS.- Un nuevo día de paro lanzado por los golpistas terminó con incidentes en la capital venezolana. Ante una cantidad cada vez mas pequeña de manifestantes, de lugares no identificados partieron disparos que sembraron el pánico entre los escasos concurrentes. Las corridas de policías protegiendo a la gente y los gases lacrimógenos con los cuales las fuerzas de seguridad buscaban dispersar dieron la espectacularidad que la televisión opositora necesitaba para darle dramatismo.

Al ver que su adhesión se va resquebrajando, las entidades organizadoras del golpe civil agudizaron las medidas de rebeldía. Ya no solo resisten la detención de militares antidemocráticos (figura de desacato), paralizaron la principal empresa del país (y nudo de su economía) Petróleos de Venezuela, sino que ahora llaman a la rebelión fiscal (no pagar impuestos).

Mostrando el grado de intolerancia que estos grupos mantienen en sus intentos sediciosos, no dudaron en propinar golpizas (de las cuales la policía los salvaba como podía) a transeúntes que concurrían a trabajar. Un empleado de una oficina pública, de contextura robusta, corrió doscientos metros en medio de golpes, patadas voladoras, banderinazos y escupitajos, hasta que acorralado fue protegido por dos uniformados contra una multitud. Las fieras golpistas pretendían ajusticiarlo por haber cometido el pecado de ir a trabajar.

En su viaje a la asunción de Lula, el Presidente Chávez coordinó la llegada de técnicos brasileños en extracción y tratamiento de petróleo, para que PDVsa pueda volver a trabajar con normalidad. _